lunes, 11 de julio de 2022

Cuando el hogar no es un lugar seguro: Violencia contra la mujer en Colombia.

 

Cuando el Hogar no es un Lugar Seguro: 

Violencia Contra la Mujer en Colombia.

 

El fin primordial de la Policía Nacional es el mantenimiento de la convivencia como condición necesaria para el ejercicio de los derechos y libertades públicas y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz fundamentada en el código de ética policial (Policía Nacional, 2020); pero cumplir esta misión se hace más complicado cuando dichos derechos son amenazados en las esferas privadas, dentro de los hogares colombianos, como sucede principalmente en los casos de violencias contra mujeres y niñas.

Respecto a estos casos, Larrain (1994), alerta que la violencia hacia la mujer es el crimen encubierto más numeroso del mundo, manteniéndose silenciada y oculta una situación que afecta a millones de personas en el mundo entero; e indica, de forma sorpresiva y alarmante, que a nivel global existe una mayor probabilidad de que una mujer se agredida en su casa por su pareja, que en la calle por un extraño.

De esta manera, la violencia contra la mujer se constituye en una violación a los derechos humanos y un asunto prioritario de salud pública y protección social, ya que genera fractura del tejido social y tiene graves consecuencias físicas, económicas y psicológicas sobre las mujeres y las niñas, tanto a corto como a largo plazo, al impedirles participar plenamente y en pie de igualdad en la sociedad; además, repercute en los hogares, al propiciar maltrato o abandono infantil y traumas para los menores resultantes en futuras tendencias agresivas, dependientes o de adicción.

No son pocos los casos reportados en el país; según datos de medicina legal compartidos por Minsalud (2020), durante 2020, 519 mujeres fueron asesinadas; el 85% de los casos de violencia sexual fueron mujeres, adolescentes y niñas; y se registraron 279 suicidios de mujeres, 42 con razón probable asociada a conflictos de pareja y violencia física, psicológica o sexual; y es sólo la punta del Iceberg, pues a ellos se suman todos aquellos abusos ocultados por falta de confianza en el sistema judicial, temor a represalias, dependencia económica, presión social o apego hacia el agresor.

Pasados ya 89 años, se encuentra aún que, a pesar de que tras una intensa lucha, la Ley 28 de 1932 reconoce la igualdad de derechos civiles a las mujeres colombianas, en pleno 2021 parece que no todos tienen completamente claro que los derechos de las mujeres y las niñas son derechos humanos y, por tanto, al igual que el género masculino, las féminas han de gozar de la vida, la salud, la educación, la participación política, el bienestar económico y el no ser objeto de violencia; siendo su derecho el disfrute pleno y en condiciones de igualdad de todos sus derechos humanos y la vida libre de todas las formas de discriminación (Merchan, 2012).

En tal medida, no sólo se requiere de figuras legales para la protección de los derechos de la mujer y de endurecimiento de penas para las violencias de género y el feminicidio; sino que se requiere una concientización general en todos los círculos, tanto de los funcionarios judiciales, los profesionales de la medicina, las fuerzas públicas e inclusive las familias, los vecinos y las propias víctimas para acabar con la ‘normalización’ de estas conductas, considerándolas cosas privadas, irrelevantes o ‘tradicionales’ enmarcadas dentro de las dinámicas de una sociedad patriarcal, entendiendo el patriarcado:

Como estructura simbólica que se perpetúa y actualiza mediante diversas y complejas representaciones sociales y culturales que atraviesan la vida de hombres y mujeres, y que contribuyen a mantener distribuciones asimétricas de poder y de acceso a recursos entre hombres y mujeres, tanto en la vida pública como en la privada. (Lawus, 2006, p. 2)

Esto requiere reconocer que la violencia hacia las mujeres, como indica Evangelista (2019), es estructural porque todo el orden social, al estar basado en el privilegio masculino, está orientado a operar oprimiendo a las mujeres y reproduciendo regularmente esta opresión; traduciéndose en un nivel medio en diversas formas de desigualdad de género para, finalmente, en un nivel micro expresarse en formas de maltrato, abuso y violencia hacia ellas.

Y, en medio de la coyuntura nacional, se hace aún más urgente llamar la atención sobre la violencia hacia la mujer y tomar medidas para su prevención y atención efectiva, debido a que las condiciones que ha creado la pandemia, como confinamientos, restricciones a la movilidad, mayor aislamiento, estrés e incertidumbre económica, han provocado un incremento alarmante de la violencia contra mujeres y niñas en el ámbito privado; en forma de maltrato en el hogar o violencia de pareja, consistiendo es cualquier patrón de comportamiento que se utilice para adquirir o mantener el poder y el control sobre una pareja íntima y abarcando cualquier acto físico, sexual, emocional, económico y psicológico con fines de control; siendo unas de las formas más comunes de violencia que sufren las mujeres a escala mundial (ONU Mujeres, 2021).

Con 1.221 llamadas recibidas reportando maltrato durante el Aislamiento Preventivo Obligatorio de 2020, la línea 155 registró un incremento del 103%, comparado con el mismo periodo del año anterior; y la Vicepresidencia de la República expresó que este fenómeno es también una pandemia y el país tiene el compromiso de aplanar y acabar la curva de la violencia hacia la mujer (ViceColombia, 2020). Pero, ¿Cuál es la vacuna?

Como se ha planteado previamente, es necesario acabar con la ‘normalización’ de las violencias hacia la mujer, para que este fenómeno se reduzca y que sus manifestaciones no queden en la impunidad; esto, mediante las siguientes estrategias:

Promoviendo la denuncia mediante líneas de fácil acceso y estrategias de pronta respuesta, con difusión sobre las señales de alerta, los medios de atención y otros recursos disponibles para la víctima.

Formando a la fuerza pública, personal médico, personal judicial y otros encargados de respuesta para evitar las prácticas de victimización secundaria, las cuales tienen impacto físico, emocional, socio-cultural y/o económico sobre la mujer afectada y de victimización terciaria entendida como señalamiento social y olvido estatal (Mantilla, 2015).

Generando conciencia social sobre la importancia de proteger la vida e integridad de la mujer, conocimiento sobre las herramientas para la denuncia en casos de violencia y recursos para acompañamiento y ayuda a la mujer maltratada; y, poco a poco haciendo que pasen a la historia los dichos de que ‘ella se lo habrá buscado’ o ‘la ropa sucia se lava en casa’ al transformarse  el pensar de la población para construir una sociedad más equitativa y pacífica, desde el núcleo de la misma, los hogares.

Esto requiere un trabajo conjunto de las fuerzas públicas, los entes estatales, las Organizaciones No Gubernamentales, instituciones como las Iglesias, los Hospitales y las Escuelas, y la comunidad en general, pero es necesario para saldar una deuda histórica con la mujer colombiana y para continuar el camino hacia la paz y la equidad en el territorio nacional. 

 

Referencias Bibliográficas:

Evangelista, A. (2019). Normalización de la Violencia de Género como Obstáculo Metodológico para su Comprensión. Nómadas (51), p. 10-30.

Larrain, S. (1994). Violencia Puertas Adentro: La Mujer Golpeada. Santiago de Chile, Chile: Editorial Universitaria S.A.

Lawus, D. (2006). Los Movimientos de Mujeres en Colombia: movimientos de Mujeres Feministas y Relaciones de Dominación Patriarcal (Tesis de Maestría). Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Santander.

Mantilla, S. (2015). La Revictimización Como Causal de Silencio de la Víctima. Revista de Ciencias Forenses de Honduras, 1 (2), p. 3-12.

Merchán, M. (2012). Evolución Constitucional de los Derechos Civiles y Políticos de las Mujeres en Colombia (Tesis de Pregrado). Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá, Colombia.

Minsalud. (2020). Boletín de Prensa No. 960 de 2020. Todos Podemos Poner Fin a la Violencia Contra la Mujer. Bogotá, Colombia: Ministerio de Salud y Protección Social.

Onu Mujeres. (2021). Preguntas Frecuentes: Tipos de Violencias Contra las Mujeres y las Niñas. Recuperado de: https://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women

Policía Nacional. (2020). Misión, Visión, Mega, Valores, Principios y Funciones. Recuperado de: https://www.policia.gov.co/mision-vision-mega-principios-valores-funciones

ViceColombia. (2020). La Violencia Intrafamiliar es Otra Pandemia que el Estado en Pleno Está Dispuesto a Derrotar. Recuperado de: https://mlr.vicepresidencia.gov.co/Paginas/prensa/2020/

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