Por: Tania Medina S.
En mayo de 2018, recorriendo el
barrio Las Delicias se pueden ver ciento un casas legalmente establecidas. Más
de cien familias llaman a éste su hogar; pero tiempo atrás, en 1.935, sólo
existía aquí una vivienda: la de María Jesús Dussán viuda de Rivera, con
tarjeta de identidad número 4399 expedida en Neiva, primera habitante
documentada de la zona que hoy en día se conoce como Las Delicias, quien
adquirió el terreno como resultado de una partición extrajudicial con la
sucursal local del Banco de Bogotá, transacción evidenciada en la escritura
pública No. 670 con fecha del 7 de diciembre de 1.935 y registrada el 10 de
diciembre del mismo año en la Notaría Segunda de Neiva. Al tener a su costado
el arroyo de Las Ceibas en el terreno se pudo organizar una acequia de riego
para aprovechar el suelo con cultivos como consta en registros públicos.
En 1.951, tras 16 años con la
propiedad “D-192. Centro Lote Las Ceibas”, María Jesús Dussán viuda de Rivera
decide incluirla entre los bienes a ser repartidos como herencia, y destina mitad
y mitad a Miguel María Rivera Dussán y a su hijuela Josefina Rivera de Perdomo
los terrenos entonces denominados “Camellón de las Ceibas” o “Camellón de las
Delicias”, con base en la carrera quinta y avaluados en esa fecha por dieciséis
mil pesos colombianos ($16.000). Abarcaban ocho hectáreas setecientos setenta y
nueve metros cuadrados (8.0779) cercados por todos sus costados por alambre de
púas, como consta en los archivos del Juzgado Primero Principal del Circuito de
Neiva. En el juzgado primero del circuito civil se realizaron los procesos de
sucesión y en 1.954, el abogado Carlos
Barón Escobar presentó la Sindicatura de Sucesiones para practicar la
liquidación de bienes.
En 1.969, el señor Jesús Mario
Cabrera Carvajal fue la primera persona que llegó a invadir los terrenos
ubicados a la orilla de las Ceibas, los habitantes de la invasión ejercieron
tal presión que los entonces propietarios del terreno fueron vendiendo los
lotes a quienes los habitaban. Uno de los primeros ejemplos de los que se
encuentra registro es el caso de Ricardo Rubio Bermúdez, quien en mayo de 1973,
adquiere por el valor de diez mil quinientos pesos colombianos ($10.500) un
lote de terreno con extensión de cuatrocientos veinte metros ochenta
centímetros cuadrados (420.80 mts2), como consta en la escritura 897
del 09-05-1973 de la notaría primera de Neiva. Jesús Mario Cabrera Carvajal
ayudó a mejorar la calidad de vida de los habitantes gestionando la llegada de
los servicios públicos de agua y alcantarillado y formó la primera junta de
acción comunal, de la cual fue designado presidente. Dicha junta, con
personería jurídica reunía a los primeros compradores de lotes en la zona como
el señor Benigno Bucurú, el señor Gustavo Urrea, la familia Ulloa y la familia
Bermúdez.
El barrio Las Delicias ha ido no
sólo quedando grabado en las memorias y los corazones de las familias que, como
los Bermúdez, aún lo habitan; también deja su huella en Neiva gracias a las
empresas que lo escogieron como su sede: Unas de las primeras empresas en el
barrio, y aún en funcionamiento, son la fábrica de Madera Mademar y quesillos
Misis, ambas establecidas durante los sesentas. Posteriormente llegaron también
el hotel Ceibal, un taller electromecánico y uno de metalurgia, además de los reconocidos restaurantes Las
Vegas y Mi Bohío cuyos propietarios residen también en el barrio y han creado
en el imaginario colectivo de los ciudadanos de Neiva la asociación de este
sector con buena comida, como si previendo el futuro se hubiera elegido el
nombre ‘Las Delicias’ pensando en los manjares culinarios que todos los días
atraen comensales.
En la comuna 3, también conocida
como la comuna Entre Ríos, el barrio conserva su ubicación en linderas del río
Las Ceibas y esta corriente natural de agua forma parte importante de la vida
de sus habitantes: A veces dándoles el privilegio de permanecer con
abastecimiento fluvial por más tiempo que el resto de la población neivana,
otras veces con el papel antagónico de peligro que amenaza desbordarse y entrar
sin autorización a las moradas más cercanas a su cauce; pero siempre allí,
aportando frescura en el día y arrullando con el paso de la corriente en la
noche. La carrera segunda y la carrera quinta lo rodean por lado y lado
facilitando a sus habitantes el transporte por la ciudad y haciéndolo un lugar
estratégico por su cercanía con supermercados (Olímpica y Metro) y colegios
(Liceo Santa Librada, Técnico Superior, INEM ‘Julián Motta Salas’).
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