sábado, 7 de julio de 2018

RESEÑA HISTÓRICA DEL BARRIO ‘LAS DELICIAS’ (NEIVA): ENTRE RÍOS, SE CULTIVAN HISTORIAS

Por: Tania Medina S.

En mayo de 2018, recorriendo el barrio Las Delicias se pueden ver ciento un casas legalmente establecidas. Más de cien familias llaman a éste su hogar; pero tiempo atrás, en 1.935, sólo existía aquí una vivienda: la de María Jesús Dussán viuda de Rivera, con tarjeta de identidad número 4399 expedida en Neiva, primera habitante documentada de la zona que hoy en día se conoce como Las Delicias, quien adquirió el terreno como resultado de una partición extrajudicial con la sucursal local del Banco de Bogotá, transacción evidenciada en la escritura pública No. 670 con fecha del 7 de diciembre de 1.935 y registrada el 10 de diciembre del mismo año en la Notaría Segunda de Neiva. Al tener a su costado el arroyo de Las Ceibas en el terreno se pudo organizar una acequia de riego para aprovechar el suelo con cultivos como consta en registros públicos.  

En 1.951, tras 16 años con la propiedad “D-192. Centro Lote Las Ceibas”, María Jesús Dussán viuda de Rivera decide incluirla entre los bienes a ser repartidos como herencia, y destina mitad y mitad a Miguel María Rivera Dussán y a su hijuela Josefina Rivera de Perdomo los terrenos entonces denominados “Camellón de las Ceibas” o “Camellón de las Delicias”, con base en la carrera quinta y avaluados en esa fecha por dieciséis mil pesos colombianos ($16.000). Abarcaban ocho hectáreas setecientos setenta y nueve metros cuadrados (8.0779) cercados por todos sus costados por alambre de púas, como consta en los archivos del Juzgado Primero Principal del Circuito de Neiva. En el juzgado primero del circuito civil se realizaron los procesos de sucesión y en 1.954, el  abogado Carlos Barón Escobar presentó la Sindicatura de Sucesiones para practicar la liquidación de bienes.

En 1.969, el señor Jesús Mario Cabrera Carvajal fue la primera persona que llegó a invadir los terrenos ubicados a la orilla de las Ceibas, los habitantes de la invasión ejercieron tal presión que los entonces propietarios del terreno fueron vendiendo los lotes a quienes los habitaban. Uno de los primeros ejemplos de los que se encuentra registro es el caso de Ricardo Rubio Bermúdez, quien en mayo de 1973, adquiere por el valor de diez mil quinientos pesos colombianos ($10.500) un lote de terreno con extensión de cuatrocientos veinte metros ochenta centímetros cuadrados (420.80 mts2), como consta en la escritura 897 del 09-05-1973 de la notaría primera de Neiva. Jesús Mario Cabrera Carvajal ayudó a mejorar la calidad de vida de los habitantes gestionando la llegada de los servicios públicos de agua y alcantarillado y formó la primera junta de acción comunal, de la cual fue designado presidente. Dicha junta, con personería jurídica reunía a los primeros compradores de lotes en la zona como el señor Benigno Bucurú, el señor Gustavo Urrea, la familia Ulloa y la familia Bermúdez.

El barrio Las Delicias ha ido no sólo quedando grabado en las memorias y los corazones de las familias que, como los Bermúdez, aún lo habitan; también deja su huella en Neiva gracias a las empresas que lo escogieron como su sede: Unas de las primeras empresas en el barrio, y aún en funcionamiento, son la fábrica de Madera Mademar y quesillos Misis, ambas establecidas durante los sesentas. Posteriormente llegaron también el hotel Ceibal, un taller electromecánico y uno de metalurgia,  además de los reconocidos restaurantes Las Vegas y Mi Bohío cuyos propietarios residen también en el barrio y han creado en el imaginario colectivo de los ciudadanos de Neiva la asociación de este sector con buena comida, como si previendo el futuro se hubiera elegido el nombre ‘Las Delicias’ pensando en los manjares culinarios que todos los días atraen comensales.

En la comuna 3, también conocida como la comuna Entre Ríos, el barrio conserva su ubicación en linderas del río Las Ceibas y esta corriente natural de agua forma parte importante de la vida de sus habitantes: A veces dándoles el privilegio de permanecer con abastecimiento fluvial por más tiempo que el resto de la población neivana, otras veces con el papel antagónico de peligro que amenaza desbordarse y entrar sin autorización a las moradas más cercanas a su cauce; pero siempre allí, aportando frescura en el día y arrullando con el paso de la corriente en la noche. La carrera segunda y la carrera quinta lo rodean por lado y lado facilitando a sus habitantes el transporte por la ciudad y haciéndolo un lugar estratégico por su cercanía con supermercados (Olímpica y Metro) y colegios (Liceo Santa Librada, Técnico Superior, INEM ‘Julián Motta Salas’).

Más de 80 años de historia barrial y de historias de empresarios, de viajeros, y de familias que por generaciones han circulado por estas calles son difíciles de recopilar y resumir, pero conocer a los habitantes que han precedido y sus aportes a este barrio tan estimado y colmado de tradición constituye una buena base para seguir edificando en él el futuro de muchos neivanos.            

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