No bastando con eso, la tramitomanía, además, resulta costosa. En el Plan Operativo Anual de Inversiones (POAI) revisando las inversiones financiadas con regalías petroleras a simple vista se puede notar la diferencia entre el presupuesto definitivo asignado para la inversión y el que en realidad se ejecutó. Sólo en el 2009, se perdió un 16% del presupuesto asignado entre el momento de definir el presupuesto y el momento de ejecutarlo, quedándose allí la ‘bobadita’ de 44.570’287.949 pesos y en el 2008, un 29%, equivalente a 61.718’145.425 también desaparecieron durante el trayecto comprendido entre la asignación de recursos y su ejecución. En vez de servir para enfrentar la mortalidad infantil, mejorar la atención en salud, las redes de agua potable y alcantarillado y aumentar la cobertura y calidad de la educación básica, más de cien mil millones de pesos en el transcurso del 2008 y el 2009 han ido a engrosar los bolsillos de intermediarios y nos hacen preguntarnos ¿quién responde por este dinero si las petroleras cumplieron con dar su aporte y la gobernación siguió el debido proceso?... nadie, esa platica se perdió.
¿No sería mejor que cuando a un funcionario le piden que haga algo lo haga en vez de ‘delegarlo’?, ¿Qué sentido tiene contratar a una persona o institución para que a su vez contrate a quien va a realizar la obra?, ¿No ayudarían en gran medida para solucionar la crisis del sector salud los 100.000’000.000 de pesos que se ‘refundieron’ durante 2008 y 2009 en el departamento?.
Si no me creen las exorbitantes cifras que he publicado, sírvanse constatar esta información, para esto pueden ingresar a la página web de la Gobernación del Huila y ver el POAI del 2009 pues este ente tan ‘transparente’ cuelga gran cantidad de documentos públicos para que la comunidad acceda a ellos:
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